L'enfer, c'est les autres...

lunes, octubre 10, 2005

Si no te hubieras ido. -shortstory

Te despiertas en la obscuridad, en el frio de una noche iluminada por sirenas rojas y azules de patrullas. El frío de mi cuerpo pregunta por tí. Estás en el suelo, mojado de un liquido viscozo que debe de ser tu propia sangre. Alguien grita algo en otro idioma, lo entiendes pero con cierto esfuerzo, sabes que no es tu lengua madre. Por lo menos no piensas en ese idioma. Se acerca, un hombre vestido en traje, un oriental. –Daiyobu? Lo ves fijamente, le balbuceas unas palabras que parece entender, extrañado. Llegan policías y paramédicos (todos amarillos y de ojo jalao), los paramédicos te suben a una camilla, te ponen unas correas y te mueven hacia el interior de una ambulancia. En el tortuoso camino logras ver de reojo una bicicleta hecha trizas, y un carro lujoso con el cofre aboyado. Ah, eso fue. Adentro de la ambulancia, te colocan una mascarilla de oxígeno, te cortan la ropa, piensas, puta madre, pagué caro por ese pinche uniforme. Sientes un ligero piquete en el brazo, te dicen que te relajes. No tienes mucha alternativa, todo se desvanece en un blanco lechoso, espeso, profundo. No hay nada mas difícil que vivir sin tí. Te despiertas un poco adolorido, incomodo, con nauseas y con un chingo de comezón. –Así que me pusieron morfina, te dices a ti mismo. Como chingados te sabes los efectos secundarios de la morfina si eras un pinche estudiante que iba en una pinche bicicleta que fue arrollado por un pinche businessman? Buena pregunta, como muchas (un chingo) ronda en tu cabeza. Por que chingados me hablan en un idioma que no sé qué es pero entiendo? Qué chingados hago en este país? Tengo familia? Quien pagó por el uniforme? Bueno llega una señora, oriental -wow:la novedad-, te habla por que parece ser tu nombre –lo pronuncia bastante mal- te dice que estás bien, que intentes recordar su nombre. Haces un esfuerzo. Dolor de cabeza. Nada. Sufriendo en la espera de verte llegar. Hablas con fluidez el idioma, ya debes de llevar rato ahí. Bueno, la señora dice que pareces haber perdido la memoria, pero que es normal en traumatismos cranoencefálicos de esta índole (¿de dónde chingados sacas el pinche vocabulario?) que no te preocupes, sobretodo, es solo cuestión de tiempo. Bueno, despues de días de ver la tele encerrado en tu cuarto de hospital, las noticias, siempre la mismas, un tifón en la isla del sur –sorprendentemente, tambien te sabes alguno que otro ideograma-, que un chingo de lluvia, casas sin techos. Bueno, un dia llegan con un celular y te habla una señora que parece hablar en tu idioma nativo –si es que eso existe-. Te dice que es tu mama –se refiere a tu persona con un apodo que suena denigrante-, que como estás, que estaba preocupadísima, ect. Le dices que estás bien, que te duele un poco la cabeza pero que no fue nada grave. Haces como si te acordaras de los sucesos que te cuenta, de los personajes que parece inventar, que del señor tal con el que fue a operar, que tu hermanita pasó de año, que fue una hueva irse a no se donde por que había huelga de bus y de la RATP. Bueno, intentas seguir la corriente por que la neta estaría muy traumatisante estar en su lugar –un hijo amnésico entre puro oriental-. Se despide ya que tienes la oreja dormida, le dices que la quieres mucho –a si debe de ser en la realidad, la señora se oye bastane amable- y que esperas tener noticias again pronto. Bueno, ahora por lo menos sabes que tu progenitora es doctora y que de algún lugar [por ejemplo, en la comida: “Hoy le hicimos una traqueostomia a un wey, pero que de repente el pendejo del cirujano le da en la yugular y empieza a salir un pinche chorro de sangre como fuente”…] sacaste el vocabulario y los conocimientos de farmacología. Eventualmente, te regresan a lo que parece ser tu casa, bueno, tu casa por un tiempo ya que sabes que no vives en ese país permanentemente y que no compartes lazos sanguíneos con tu familia. La gente pasa y pasa siempre tan igual. Te ves al espejo, una cicatriz bien cabrona al nível de la parótida (otra vel el pinche vocabulario mamón surge del inconciente) un buen de puntadas, puede que te quede una marca cabrona, pero bueno, al fin y al cabo tuviste un chingo de suerte de que el pendejo amarillo aquél no hubiera ido tan rápido. El espejo no miente, me veo tan diferente, me haces falta tú. Bueno, las cosas pasan por algo. Alguien que parece vivir en la casa interrumpe tus profundas divagaciones. -Denwaa! Otoosan!Ah, piensas, -si tengo progenitor al fin-. Bueno, agarras el auricular, balbuceas algo, empiezas a conversar con un señor. Esperarías por lo menos un trazo de voz familiar, pero nada, un total extraño muy amigable. Sientes que a este wey le puedes soltar bien la sopa. “Wey, no sé quien chingados soy, no sé quien chingados eres, no se que chingados hago aquí. Alguna chingada pista?!?” Silencio. Ok, el wey se oye afligido, te empieza a contar cosas basicas, que saliste de la prepa, que tienes 18 años –la voz se le oye cortada- y cosas por el estilo, esperando que suene una campanita en el fondo de tu revuelto seso. Pero pura madre. Bueno, le dices, no te preocupes, ya regresará, adiós, cuelguas. Ahora toca incoursionar en “tu” cuarto, ropa muy arreglada, piso tejidito, un catre, dos cámaras fotográficas en el buró. Fotos en la pared, una laptop. Si que era diferente cuando estabas tú. Tus cosas que traías el día del accidente. Una catera madreadísima. Monedas, un celular despedazado. Abres la cartera, con una mezcla de morbo y miedo, como si estuvieras viendo la cartera de alguien mas sin permiso. Ves un trebol de cuatro hojas enmicado, una foto vieja, en blanco y negro, podría ser tu madre de joven. Ves una foto tuya con el pelo largo, con una guitarra “wow, ahora resulta que sé tocar guitarra”. Despues de esa foto hay una donde estas vestido de traje, abranzando a otro wey trajeado, los dos fumando un puro y tomando cognac. “Valla resulta ahora que soy un pinche burgués”. Y cuando le das la vuelta, llegas al último detenedor de todos, o el primero, dependiendo de donde lo veas. Ves la foto en blanco y negro de una morra, que parece haberse tomado ella sola con la ayuda de una lámpara y un buró. Tiene los ojos maquillados cabrón y un diamantillo pegado al parpado de cada lado. Pelo largo, obscuro. La sacas, la admiras.La volteas y lees la dedicatoria. Así te enteras de que estás en Japón. Y de que cuando la encuentres, vas a a saber quien eres.
XIV

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hey tu cuentillo se la rifa s2pd, me gusto un chingo :D... XIV

7:47 p.m.

 
Anonymous Anónimo said...

loquito..!!! te acuerdas de mi? me gusto bastante...kbk la disfrute con una sonrisa en la cara!!!
un csjo: narracion en 1ra persona, todo el tiempo?, omitir los yos... pulirla un poquito mas? eliminar ciertos cliches? a voire
la mez

1:24 p.m.

 
Anonymous Anónimo said...

olvida el uso de los yos, no hay ni uno solo.. es mas bien solo pulirla.. en gral., un ritmo....un color..(en el fondo)

1:28 p.m.

 
Blogger fngs said...

Es que los cliches son mi vida, ja.
:D

7:23 a.m.

 
Blogger fngs said...

Y la cancion es el buki, jaja...
:P

8:05 a.m.

 
Anonymous Anónimo said...

muy tarde me encontre con esto y me puse a leer todas estas cosas detenidamente... Estoy sorprendida, que gusto me da todo lo que eres.
te extraño y te quiero mucho.

vania

12:02 p.m.

 

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