El señor Tanaka y el ofuro. (shortstory)
Tanaka era un don nadie. No es que en Japón la mayoria de las personas no lo sean (ja, not funny), pero el era una persona especialmente promedio, si el oximorón es tolerable (jaja...). Tanaka era soltero, trabajaba en una corporación que se dedicaba a la manufactura de clips para papel, en la división de control de calidad, pero como los factores de variabilidad no son muchos en la compleja estructura de los clips de papel, Tanaka-san en realidad iba a su minúsculo cubículo-oficina para calentar su asiento, picarse la nariz y buscar pornografía hard-core de caricaturas en el internet. Se gastaba su paga en prostitutas inmigrantes rusas cuarentonas en el distrito de Roppongi, las cuales visitaba dos meses al mes; no podia dormir si no se tomaba su cerveza diaria –una lata de 250 mL bastaba para knockearlo y dejarlo tirado en su sala con la cara enrojecida- y cada dia en la mañana tomaba pastillas energizantes, fumaba de los cigarros mas baratos y comía (parado en el puesto, claro) todos los días ramen con tempura (天ぷら ラーメン). Era adicto al pachinko al cual asistía todos los viernes de cada semana –los sábados se reservaban para su visita al burdel- y terminaba tan mal – con una cerveza- que siempre tenía que pedir un taxi para que lo llevara a casa. Si es que al minúsculo departamento en el que vivía podía llamársele casa.
Tanaka –por mas don nadie, promedio y patético que fuera- siempre le gustaba llevar las cosas al límite, jugar mas pachinko, tener mas saturado su disco duro con hentai, fumar mas, comer mas o tomar mas pastillas. Incluso en el ofuro, (Japanese-style bath, donde te remojas en la tina a altas temperaturas, dejas el agua ahí, la usas otra vez y luago lavas la ropa con ella) Tanaka era un cabrón “extremo”. Generalemente programaba el termostáto para que el agua estuviera a 45-46º, pero ese día, decidió ponerlo a 48º, lo cual es considerablemente alto. Cada detalle en el cual estamos involucrados determina las cosas que pasan, en este caso, tal vez se le podría atribuir a la gan cantidad de energizantes ingeridos, al cambio de marca de estos, a ser fumador crónico, a comer cantidades insanas de almidon –y encima de eso, agregarle tempura frito en aceite compuesto de lípidos saturados- todos los días, a llevar una vida sedentaría, ingerir alcohol cada noche, o simplemente a la mezcla de tantos factores, Tanaka sintió que todo le daba vueltas al entrar en la bañera. El calor era insoportable, así que intentó salir. Ése era el pedo de ese wey, siempre intentaba algo y por una u otra razón se la acababa comiendo. Al intentar salir, Tanaka-san se resvaló y su nuca pegó en un borde de metal, por lo cual quedó inconciente y cayó de regeso al ofuro. Una temperatura tan alta, un wey medio pedo y desmayado, una existencia miserable, nunca dan buenos resultados. Tanaka-san se murió en su tan querida tina, se quedó macerándose en un agua muy caliente, y fue encontrado por la policia cuatro dias despues cuando el olor a pollo hervido se hizo insoportable en el edificio. Por lo menos Tanaka tuvo la oportunidad de salir en el periódico una vez en la vida. El periódico lo llamó “el oden humano".
-cheers mates-
:)
3 Comments:
Wow. Me gustó la historia. Es tan específica, y creo que realmente te describe a la actual sociedad nipona. Sad.
9:04 a.m.
mmm
interesante. la comparación es exquisita con el oden.
y sobretodo, que haces una recapitulación de una vida que cualquiera pudo tener y pasar desapercibido.
saludos endiablados
10:36 a.m.
mmmmmmmmm....sopa de pollo
12:08 a.m.
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